1999 el fin del mundo

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Hace más de veinte años que el mundo se acabó, pero por alguna razón todavía seguimos aquí desafiando a la extinción, incluso cuando pareciera que la humanidad juega a la ruleta rusa todos los días. Contra todo pronóstico, aquí estamos.

En los años previos al 2000 el mundo entraba en un estado de ansiedad colectiva, contemplando la posibilidad del fin del mundo con el cambio de milenio. Algunos se lo tomaron muy en serio y se prepararon para la supervivencia, otros decidieron no hacer nada al respecto y aceptar lo que sea que viniera, y otros afrontaron la situación festejando, de manera que si llegaba el final, al menos el último momento sería feliz.

Así que mientras abrimos la puerta del año 2022, recordemos, guiados por una canción, los momentos en los que abríamos la puerta del futuro cruzando los dedos.

Una celebración del fin de los tiempos

Entre aquellos que preferían encarar la idea del fin de la vida con una fiesta, estaba Prince, el artista americano conocido por su personalidad extravagante, su estilo de moda andrógeno, su música que iba del funk al rock influenciando a muchos artistas pop, y por supuesto, por el color morado.

Su posición frente a la posibilidad del fin del mundo quedó inmortalizada en una frase que luego se volvería parte de la cultura popular, la que dice: “voy a festejar como si fuera 1999”. La cual hace parte del coro de su canción titulada 1999.

Una clara celebración del fin de los tiempos, y del temor sobrepasado por una profunda sensación de haber vivido plenamente.


Cero preocupaciones por tiempo ilimitado

El fin del mundo siempre ha sido un tema que atrae la curiosidad y la fascinación, por eso nos lo hemos imaginado de todas las maneras posibles.

Tenemos pintorescas descripciones cristianas, como la de los cuatro jinetes del apocalipsis, donde representaciones de la conquista, la guerra, la hambruna y la muerte arriban en la tierra como jinetes arrasando con la población pecadora, mientras cabalgan atravesando el mundo cada uno sobre un caballo de un color distinto.

Pero en la biblia todo es muy abstracto para nuestras mentes modernas que requieren explicaciones concisas y narrativas simples. Por eso a veces aparecen cosas más específicas como “el cataclismo de Nibiru”, un escenario que presenta la inminencia de nuestro final cortesía de un objeto espacial llamado Nibiru o Planeta X, que viene en curso de colisión a la tierra. La persona que presentó la teoría inicialmente es una mujer que asegura tener la habilidad de recibir mensajes de extraterrestres del sistema estelar Zeta Reticuli, a través de un chip implantado en su cerebro. La idea central es que el Planeta X pasará tan cerca de la tierra que modificará su eje, invirtiendo los polos y acabando con la mayoría de la humanidad. La fecha del evento: año 2003 de la era moderna, aunque el día claramente se ha venido moviendo.

Hemos teorizado catástrofes nucleares a causa de una guerra, la extinción de los insectos que sostienen los ecosistemas naturales, la sobrepoblación y la interpretación del final del ciclo del calendario Maya en 2012, como el fin del mundo. Pero es humano querer pensar en el final, nos da curiosidad el futuro pero no queremos que la vida dure para siempre, eso significaría arrastrar los problemas que creamos durante mucho más tiempo. Por eso es reconfortante la idea del paraíso, cero preocupaciones por tiempo ilimitado.

El apocalipsis de las computadoras

Entre la increíble diversidad de teorías y posibles causas de nuestro deceso colectivo, está una que hace veinte años nos atrapó, debió ser porque el número 2.000 se sentía grande en ese momento, con todos esos ceros parecía pesado, algo trascendental tenía que pasar, la vida no puede ser tan simple, necesitamos algo espectacular. Lo primero que se nos ocurrió fue el fin del mundo, porque 2.000 años, (sin contar los que pasaron antes de Cristo) es mucho tiempo y ya es hora de limpiar la casa.

En realidad, todo tenía que ver con el formato en el que los calendarios estaban programados en las computadoras alrededor del mundo, los sistemas estaban configurados para cambiar solo los dos últimos dígitos del año dejando por defecto el “19” de 1900 estático.

Así que el año 2000 no existiría para las computadoras, en cambio volveríamos a 1900, esto afectaría bancos y aerolíneas en todas partes.

En muchos países se prepararon y contrarrestaron el daño actualizando tanto como fuese posible con anticipación y no pasó nada grave. Pero esa historia es aburrida, así que en cambio muchas personas lo interpretaron como el día en que las computadoras fallarían, todos los sistemas colapsarían y la economía dejaría de existir, las compañías quebrarían y en medio del caos, solo quedaría el instinto de supervivencia y la mentalidad de “sálvese quien pueda”. Así que salieron a sacar toda la plata del banco, a comprar provisiones de comida, agua, medicamentos, generadores de energía y armas para resguardarse cuando el apocalipsis de las computadoras ocurriera.

Alguien podría presionar el botón rojo

En 1982 todavía no nos preocupaba el Y2K, pero Prince, tomando inspiración de la situación que se vivía en ese momento, viaja mentalmente al futuro y reflexiona acerca de un final causado por un conflicto político.

La guerra fría seguía su curso después de la segunda guerra mundial. La Unión Soviética y Los Estados Unidos se tentaban mutuamente con la fabricación de armas nucleares, desarrollo de tecnología para ir al espacio y por supuesto, el famoso espionaje que inspiró tantas historias. 

La idea de que esta batalla por convertirse en la mayor influencia del mundo, pasara de lo verbal a lo físico, mantenía intranquila a mucha gente, alguien podría presionar el botón rojo en alguna casa de estado y el mundo entero sufriría las consecuencias. De ahí nace la inspiración de Prince para crear un hit de esos que aunque son híper bailables, tienen de fondo un tema serio.

Las fiestas no duran mucho

En la canción, Prince habla de levantarse y sentirse como en el día del juicio, de ver a la gente correr, de que todo el mundo tiene una bomba, y de que se nos está acabando el tiempo, esto contrarrestado con un espíritu de fiesta, afirmando que en medio del caos y la inminencia del final, solo queda bailar como si fuera 1999, el último año que nos queda.

Es una manera de verlo, en vez de preocuparse demasiado, acepta su destino y celebra sus últimos momentos, encontrando esperanza y tranquilidad en esta idea.

Pero la reflexión más importante de la canción en relación a la falta de control que tenemos sobre muchos aspectos de nuestra existencia, es la que dice: “la vida es una fiesta y las fiestas no están hechas para durar”, equilibrando la aceptación de su mortalidad con la actitud positiva de encararla aprovechando el tiempo que queda por vivir.


Bonus Track

Prince – 1999 (Official Music Video)

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Published by Leon Bernard

Busco el equilibrio en la creación, poniendo en la balanza el pensamiento estratégico y la libertad para producir música y escribir historias.

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